En nuestra mente todos queremos recordar y ser recordados, que la memoria nos traiga a la luz lo que ya no sucede, queremos poseer la lucidez de poder revivir en nuestra imaginación la vida tal como era, retener las personas con sus acentos y sus pausas.
Con el tiempo hemos buscado el artificio para ganarle a la mente, la hiper realidad ya la hemos superado, sin embargo el corazón, el alma o el órgano encargado de procesar el dolor no creo que esté de acuerdo, evocar, ver o sentir genera constantemente esa puntada o ese nudo difícil de procesar lo que permite que sea más fácil ver el vacío en sí mismo que ver lo que realmente está ausente.